Descubrí que es mi cama quién se siente más vacía desde que te fuiste, que son los amaneceres los que han perdido su sentido, y que es cada noche más oscura y menos escarchada.

Descubrí que por lo menos una vez al día extraño el sonido del teléfono, que los deseos de las 11:11 ya no se cumplen y que tu voz era mi único arrullo antes de dormir.

Descubrí, que la única droga que me hizo adicta fueron tus besos, que no hay nada mejor que el calor de tus labios para quitarme el frío, y que esta forzada abstinencia me está matando.

Descubrí que el estudio se hace monótono si la lección no es una nueva forma de quererte, que la distancia entre nosotros se mide por la temperatura del ambiente y que la suma de "tú" y "yo" es ahora "sin ti".

Descubrí que prefiero el sueño y ya no el insomnio, que las llamadas en la madrugada no volverán a ser tuyas y que tengo miedo de lo que pueda acontecer.

Descubrí que me dueles cuando te pienso, que tu recuerdo me quema y que aún no existe cura para lo que siento.

Descubrí que el amor ya no es lo de antes sin tus caricias, que me siento incompleta cuando no te siento dentro y que me haces falta aquí, donde late.